TODOS ME VEN




TRUMAN SHOW
BY PETER WEIR
La historia de un hombre común norteamericano es televisada sin que éste lo perciba. Desde el momento en que habita en el vientre de su madre la realidad de Truman es manipulada por el Dios productor de la televisión.
Este filme basa su historia en un argumento mediático en el cual se aísla al protagonista de la realidad para convertirlo en un objeto de mercado. Gracias a un despliegue tecnológico sin fronteras se crea un mundo cotidiano dentro de una isla que se  recrea como un set de grabación en donde transcurre la vida de este mortal solitario espiado por los directores de cámara.
Lo interesante de esta obra es que la realidad es finalmente la que prevalece desde las primeras secuencias, porque no hay estructura logística capaz de conservar la perfección absoluta. El primer ejemplo de ello es evidente cuando del cielo cae un reflector de luz que Truman toma con sus propias manos, el segundo, cuando la radio descontrola la señal y el comienza a sentirse observado. Estos dos, junto a los instintos propios del personaje le hacen investigar sobre su vida. Puntos álgidos de su propia historia, la que finalmente, conocen todos los espectadores.
El elemento casualidad ya deja de serlo y el personaje busca causas. En este sentido existe una relación contradictoria dentro de la trama, y es que todos los habitantes cercanos a su espacio funcionan para él, desde él, de manera contraria al concepto de producción televisiva de todos los tiempos. La televisión debería trabajar para él. Se revierten las funciones del Objeto/Espectador en una de Espectador/Objeto que al fin y al cabo es el único sujeto de observación.
Desde el punto de vista del espectador en la sala de cine. A pesar de que conoce la verdad de la historia, la veracidad del personaje le compromete con sus emociones y en este sentido, el actor cumple con la doble función de protagonizar dos historias en una sola. Habría que darle el reconocimiento a Jim Carrey como actor y al Director de esta obra que por medio del personaje de Cristhoff logra una inmensa efectividad del plan de un voyerista creando una vida exitosa para la pantalla chica.
Es esta una película cargada de símbolos y pistas, pero hay una palabra clave que engloba las expectativas a cumplir por el personaje, esta es FIJI, ciudad a la que constantemente quiere partir, huir y es su motor que también le persigue en su vida.  Su obsesión por coleccionar ojos es el símbolo clave de la historia, pues observa y es observado en un modo de vida convencional y “clasemediero” del cual el quiere desde su fondo salir.
Reflejo de la crítica no desconocida hacia los medios de comunicación mundiales, esta historia relata en forma magna lo que para muchos es un manejo normal y un común denominador de los objetos de consumo emocionales que Hollywood y la cultura cinematográfica  de estos tiempos han impuesto en la mente de los ciudadanos comunes.

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