Yo perreo sola

 Perreo: El origen del término está vinculado a los movimientos que realizan los perros durante el apareamiento.

Uno de los temores más grandes que una tiene, es convertirse en defensora de causas o iniciativas que terminen siendo absurdas, pero a todos nos pasa una o cien veces.  Eso me transporta a un sonido que siempre ha estado repicando en mi cabeza. Casi nunca lo omito, porque viene acompañado de un bellísimo recuerdo en el que mi madre sujetando el periódico dice, casi en un murmullo, con su cabeza tierna de medio lado, una frase que repetía mucho: “Hay que tomar posturas en la vida”.  Con esa voz que para mi era dulce y también mandante he tratado de ver el mundo, con ese tono, esa melodía; sabiendo que no siempre se puede ser congruente con todas las palabras que una vez dijimos, pero estudiar los matices en uno mismo es más útil que azotarnos moralmente sin llegar a ningún lugar que produzca transformaciones reales. 

Trato de tomar argumentos a través de la música, pues se cree que debería ser siempre el resultado de un orden conceptual, del organizar de sonidos y cadencias que reflejen culturas, ánimos, épocas, de un todo que hace que las canciones sean enunciados de por vida. Pero hasta ahora descifro que las emociones son lo que redoblan sus significados y las hace grandes vehículos de ideas, luchas, de esas posturas que muchos buscamos tener o de la nada. No todo tiene el contenido que le queremos conferir, no todo es lo que parece. 

¿Han abierto últimamente la lista de éxitos musicales mexicanos en spotify? ¿Los han comparado con la categoría de éxitos mundiales? Sus ensambles no están tan lejos unos de otros, todo parece estar generalizado, uniformado.  Confieso que mi gusto por la música me hace ser víctima de primicias que para muchos no lo son, también caigo en las garras de esas cosas que son moda y también voy con la corriente a pesar de mis raíces. Últimamente me he debatido entre el ritmo de la verdadera música latina y ese dejo mundano que nos hace escuchar a algunos en automático en todas las emisoras y apps el “nuevo reguetón”. En particular, hay una canción que no se sale de los éxitos mundiales hace meses, que se llama “Yo perreo sola”, que tiene su chiste rítmico, claro que sí, sabroso, como decimos los latinos, pero lo que más me llama la atención es el titulo; invita de inmediato a un punto argumental interesante que le otorga a la primera estrofa, de entrada, una idea que uno cree es de independencia femenina, un tema que cada vez todas tenemos más presente. 

Cualquiera que no deteste el reguetón, abre y escucha la canción. Parece que sí, ella perrea sola, y canta: “Antes tú no querías, ahora yo no quiero, no, tranqui, yo perreo sola,  yo perreo sola ok”; y así como en la mayoría de los argumentos, constructos o razones,  donde la voz, titularidad y protagonismo de la mujer sale a cuento hay algo que lo desvanece disimuladamente, y en esta canción se hace obvio cuando el hombre entra a hacerle el quite, y aviva con voz alentada (qué contradicción), fingiendo ser pacífico, el discurso perenne que explica a la mujer, la justifica, la detiene, la empuja, la manda, la suelta, la agarra, la baila, la perrea  y la representa.  Hasta ahí llega la propuesta.  Nace y muere. Nace cuando uno imagina que ella está perreando sola, moviéndose sola, disfrutando sola. Pero no, el hombre sale a representarla: “Ey, ey, ey, que ningún baboso se le pegue, la disco se prende cuando ella llegue, a los hombres los tiene de hobby, una malcriá' como Nairobi, y tú la ves bebiendo de la botella, los nenes y las nenas quieren con ella…” Este es apenas el principio de casi toda la canción. “Promociona” a la mujer que “perrea sola” que solo interviene dos veces y ni perrea sola, ni tranqui “papi” ni nada de nada. 

Todos caemos. ¿Se han asomado a ver lo que marca la pauta en redes? ¿Han visto por casualidad 30 segundos de los “Reality shows” donde muestran la vida lánguida y fingida de familias perfectas? ¿Han escuchado a los voceros que ahora llaman influencers opinar sobre problemas sociales realmente complejos? Todo este asilo de mediocridades que consumimos muestra claramente que en la mayoría de los casos, estas voces, esta música, estas opiniones, estos textos, no tienen la menor relación con lo que decimos defender y argumentar. Nace nuestra idea y la dejamos ir. Morir. No cobra postura y no se sienta a dialogar con nada.  Otras veces nos morimos en el intento argumentando temas que ni existen.  

Todo este ruido de personajes hechos a la medida del presente, sin historia, sin contenido; reconozcámoslo, recae en ese cíclico marketing que ahora llamamos “opinología” que se somete a propuestas de un gran todo que se vuelve nada. No sería grave este simple ejemplo que dice que “las mujeres perrean solas” si no fuera porque los engranajes que se desprenden de ahí son solo poses delirantes, desbocadas, como las cabras, que nos dicen todos los días que la historia no solo se detiene por las pandemias, por las crisis económicas y los gobernantes en turno, sino por el cinismo exacerbado que se le confiere a todo lo que realmente no está sucediendo. 

Ponerse la camiseta ya no es definir una postura y expresarla. Merodear las redes con grandes frases y constante crítica a todo no está siendo el método, tampoco es activismo, corear “ella perrea sola” menos, aunque todas estas manifestaciones formen parte de un mar que mueve muchas olas.  Las modas discursivas parecen estar opacando el origen de los motivos, nuestras inquietudes íntimas van por un lado, el discurso global por otro, la insistencia demencial en un despertar que sigue dormido salta todos los días al vacío y no estamos cuidando la gestación de movimientos ni la capacidad de serle útil a las causas con el orden, discusiones y estudio que merecen dentro de las sociedades. 

Menos mal, siempre hay excepciones y hay fantásticas mentes haciendo lo propio, configurando procesos y victorias, estructurando futuros, escribiendo en un mundo ciego, buscando letras, equivocándose, cantando en un mundo sordo, preguntándose y volviendo la cara a la historia para darse cuenta que no todo es una pose, un presente, sino debe ser un equilibrio, una invitación a discutir por más que se condene de tibios a los que quieren compartir la mesa e invitan a ver los matices, a tratar de hacer silencios, mirar de nuevo al pasado, parar, observar, retomar y entender que todo lo que planteamos como inamovible nos va depositando en lugares donde pareciera que no podemos volver a transitar. 

Como pasa siempre, de un texto a otro, de un día a otro, la visión cambia. Las canciones cambian y las estrofas se contradicen entre ellas por muy buen título que queramos defender. Quizás podamos hacer un esfuerzo por encausar las razones dentro de argumentos más concretos y hágamos que los títulos y los contenidos tengan algo que ver entre ellos, es lo mínimo que nos pide un mundo en un 2020 muy consistente en las contradicciones. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

El Armario

Tacones Cercanos. Matrimonios del mismo sexo.